domingo, julio 12, 2015

La ONG que faltaba

En las organizaciones no gubernamentales se encarnan dos viejas aspiraciones de la teoría política liberal: la cultura asociativa de la ciudadanía democrática y la vigilancia social de las actuaciones de gobiernos legitimados mediante sufragios populares. Sin embargo, como toda creación de la mente humana, las oenegés pueden ser desvirtuadas en su naturaleza y en sus fines.
En opinión del politólogo Josep Nye, las organizaciones no gubernamentales son, en su mayoría, instituciones de élite con reducidas base de afiliados y escasas instancias internas de vigilancia, las cuales, a pesar de sus falencias, tienden a pluralizar la política nacional e internacional, al actuar como grupos de presión transfronterizos y divulgadores de problemas que gobiernos y burócratas desean ocultar.
Existen las denominadas ONGO: organizaciones no gubernamentales controladas por el gobierno. Abundan especialmente en aquellos países con sistemas políticos menoscabados en sus orígenes democráticos por tropelías propias de autocracias y dictaduras. Muchas ONGO forman parte de la trama de instituciones propagandísticas e intimidatorias que sostienen a los neototalitarismos.
Algunas personas ven en las oenegés un mecanismo de recepción de financiamiento externo, así como también una plataforma para terciar en la agenda de discusión mediática. Sólo basta con identificar una bandera de lucha colectiva, un aspecto descuidado por las autoridades o una minoría plantada en la reivindicación de sus derechos para encender la tea que iluminará la andadura de la organización no gubernamental. También resulta conveniente identificar un nombre, o en su defecto una sigla o un acrónimo, de fácil recordación; un factor de gran utilidad para ser consultado por periodistas independientes y medios de comunicación, o para participar en mejores condiciones en la dinámica de las redes sociales.
En la actualidad venezolana, el que menos puja, puja una oenegé. Lo importante, en todo caso, es fundar una, sin pensar mucho en aspectos anecdóticos como la relevancia que suponga para la vida en sociedad. Por esta razón,  se nos antoja del todo creíble el siguiente diálogo acaecido en una de las salas de reuniones de la prestigiosa ONG «Observatorio de Fotos de Contraportadas de Líder y Meridiano». Allí se hallan tres hombres engolfados en el análisis simbólico-semántico de las gráficas publicadas en los tabloides de la prensa deportiva:

―Andan diciendo en la calle que nosotros somos pura fachada, que no somos una organización no gubernamental seria, sino más bien una pila de morbosos― dice Rubén, el vocal de la ONG.

―De seguro se trata de una campaña de difamación pagada por las viejas cagalitrosas de la Asociación Civil «Menopáusicas por la Libertad». Ustedes saben que el sector «cuero na’más» es nuestro enemigo histórico― riposta Arturo, presidente de la ONG.

―¡Pero qué bolas tienen esas viejas! ¿A quién se le ocurre dudar de la importancia y profesionalismo del trabajo que hacemos aquí en el «Observatorio de Fotos de Contraportadas de Líder y Meridiano»?― tercia Cheo, comprador de periódicos y community manager de la ONG.

―Compañeros les suplico que no caigamos en provocaciones, a menos que estén bien buenas, lleven minifalda y tengan menos de veinticinco años… Jijiji. En fin, ¿cuál es el primer punto del día?― pregunta Arturo.

―El análisis de la contraportada del Meridiano del día viernes. La leyenda de la foto dice: «¿Y quién dijo que la escasez es mala? Al menos la falta de tela tiene sus cosas buenas, como por ejemplo esta tanga microscópica… ¡Hazme tuyo demonia!»― lee con fruición el bueno de Rubén.

―Sobre esta imagen en particular, tengo algo que decir compañeros― interviene Cheo.

―Adelante…

―¡Vaina pa’buena!― sentencia.

―Obviamente se trata de una violación de los derechos humanos de los hombres casados― dice Arturo.

―¿Por qué?

―Porque nos recuerda lo jodido que estamos con nuestras esposas.

―¡Si te escucharan las menopáusicas por la libertad!― bromea Rubén.

―Bueno, ahora vamos con la contraportada del diario Líder en Deportes. La leyenda dice: «Se acerca el juego de las estrellas de las Grandes Ligas y la hermosa Yubiritzy peló por el bate. Ella afirma que su especialidad es el toque de bola, pero aquí, entre nos, de seguro que la bota de jonrón. ¡Dale con todo mamita!»― lee en tono sabrosón Cheo.

―Yo estoy de acuerdo. Basta ver cómo agarra ese bate para saber que la pelota se va del estadio― apunta Rubén, maestro del comentario deportivo de doble sentido.

―A esa tipa yo le ofrezco un contrato multianual― sentencia Arturo.

La conversación de los tres tecnócratas queda interrumpida abruptamente por una situación impensada. En la sala de reuniones entra una mujer y, sin pedir permiso, se sienta en una de las sillas de la mesa de reuniones.

―Buenos días, caballeros― saluda Ana.

―¿Y usted qué hace aquí? ¿Quién la dejó entrar? ¡«Menopáusicas por la libertad» está en la calle de enfrente!― espetó Arturo.

―Se equivoca amigo. Yo vengo al «Observatorio de Contraportadas» para abrir el capítulo de «Análisis de fotos masculinas». Vengo de parte de Tibisay Lucena, quien está bien pilas con eso de la paridad de géneros― contestó Ana.

―¡Pero esto es un atropello!― protestó Cheo.

―Bueno, me dejan el machismo y analicen conmigo la contraportada donde aparece el candidato a Míster Venezuela… Esta es la leyenda: «Luciano está desesperado buscando nuevos talentos para el pole dance. Dice  que pone la música y el tubo. ¿Será que se animan?».

―¡Ni de vaina! La pelea de espadas se las dejo a los tres mosqueteros― señala Rubén.

―Como dice el narrador Beto Perdomo: «Eso no es un bombo. Es un bimbo»― parodia Arturo.

―¡Ah no, chicos! No sean saboteadores. Miren que faltan como veinte portadas de Míster Venezuela por analizar…

―¿Cómo es la vaina? ¡Qué va! Yo me voy para Provea― grita Rubén.

―Y yo para Cofavic― apunta Cheo

―¿Y tú también te vas?― le pregunta Ana directamente a Arturo.

―¡Por supuesto! Me voy a fundar otra oenegé.

―¿Y qué nombre le pondrás?


―¿Qué otro podría ser? ¡Viejos verdes sin fronteras!

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