martes, septiembre 23, 2008

Sola y nauseabunda

Dicen los religiosos que el verbo fue el principio de todo. Sin embargo, mi dilatada trayectoria como cazador de confidencias y revelaciones me inclina a pensar que, en más de una oportunidad, el surgimiento de la palabra terminó más bien por representar el doloroso final.
Son caprichosas las flechas extraídas del carcaj de la lengua. No todas las saetas empuñadas logran alcanzar el destino prefigurado por el denodado guerrero que tensa el arco de la expresión justa, correcta. Pienso, por ejemplo, en aquel desdichado vate que al contemplar el cuerpo de su amada, recostado en señorial balaustrada, se acerca para dirigirle estas aladas palabras: “Y entonces preciosa, ¿qué haces ahí, tan sola y nauseabunda?”. Palurda pregunta que encontró en el silencio su ansiada contestación.
Sin embargo, justo es reconocer que la palabra «meditabunda» no es la única voz traicionera del idioma español; circunstancia comunicacional que resulta muy decidora a la hora de entender el porqué muchos de nuestros donjuanes de medio pelo prefieren impostar el registro vocal del seductor fatal, en lugar de apropiarse pacientemente del léxico adecuado para la cita galante.
De hecho, a diario observamos como constituyen legión aquellos agraciados modelitos de catálogo que, luego de incurrir en inexcusables errores del habla, asisten a la pérdida de los territorios previamente conquistados por sus varoniles portes. Es como si sus desesperadas súplicas a las divinidades olímpicas del amor y la lujuria sólo pudiesen ser escuchadas por los dioses menores, y si se quiere un tanto ramplones, de la vernácula corte malandra: ¿Pero qué pasó diabla? ¿Quieres que te llene ese ipod de música?
Aunque no todos los disparates lingüísticos se encuentran asociados con el inveterado impulso sexual que rige la vida de hombres y mujeres. En este sentido, debemos apuntar que las ínfulas de grandeza intelectual a menudo terminan por llevar agua, y otros tipos de fluidos, a los molinos del lapsus línguae y el lapsus cálami. Inclusive, algunos de estos yerros han sido transmitidos en cadena nacional. Recuerdo en particular la recia voz del dómine sabelotodo que, mientras apacentaba con sabio magisterio a sus tiernos discentes, les estimulaba a «adquerir» nuevos conocimientos. Lo más curioso es que semejante burro de bucle tenga entre sus principales aficiones, además de espantarse las moscas pitiyanquis con el largo rabo de su ignorancia, el hacerle pesadas bromas al filósofo del Zulia, por su incuestionable falta de luces (no en balde fue el autor de ese famoso verso decasílabo -con sinalefa incluida-: “Si a mi me matan, y yo me muero”). Pero, en fin, la buena educación nos impide participar en bestiales cotilleos de establo.
De igual manera, resultan muy valiosas las perlas que de vez en cuando brillan en las aburridas y maratónicas reuniones gerenciales. Aunque en estas citas de negocio prevalece por mucho la anglofilia de la clase ejecutiva, lo cierto es que en algunas oportunidades se dejan escuchar determinados sonidos que pretenden hacerse pasar por español. Tal es el caso de la especialista en asuntos tributarios que, en trance de presentar su informe de gestión ante los miembros del comité gerencial, le dio por alertar sobre los inminentes costos legales y económicos de la «invasión» de impuestos. Lo peor del episodio vendría cuando uno de sus interlocutores, decidido sin duda a no evadir el problema, tuvo a bien proferir la siguiente propuesta: “¡Pues nada! Lo único que cabe aquí, ante tan inquietante denuncia, es ordenar una investigación «exhausta» que venga a ponerle «couto» a esta situación”. Por el bien de todos, que así sea.
En fin, deseamos sinceramente, por el futuro de la denominada raza cósmica, que ojalá no le falte razón al escritor español Enrique Vila-Matas cuando afirma en su Dietario Voluble: “En una descripción, incluso obscena, hay siempre un componente moral: la voluntad de decir la verdad”.

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

QUE BIEN ESCRIBEEEEEES VAMPIRO, no joah!! (esto lo digo gritado con mis palmas unidas haciendo reverencia al cielo, gesto muy sureño que usa mi papá uruguayo)

que orgullo Vampiro, me hizo llorar de la risa, a mi mama tambien, lo lei a todo gañote imitando tu voz.

un abrazo Vampiro.

1:06 p.m.  

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