miércoles, octubre 15, 2008

De cómo parecer cultos sin leer en el intento

Al contrario de lo que sostienen algunos profetas del desastre, cada vez estoy más convencido del profundo cariño que siente nuestro pueblo por el noble hábito de la lectura; cariño que se expresa en la pasión con que cada día tantos compatriotas se entregan a largas horas de lectura de la borra del café, de las cartas del tarot, de las volutas del tabaco y hasta de los caracoles. Pareciera que cualquier material se antoja apropiado a la hora de evitar las páginas de un libro.
Y es que a la cultura a menudo se suele llegar de la mano de la fealdad, y en Venezuela, el país de la belleza, la creciente demanda social de los hombres y mujeres que “están buenos” les impone una agitada agenda de actividades, que les impide contar con los minutos de reposo y soledad necesarios para concentrarse en la plácida y cultivadora lectura de textos inmortales de la literatura universal. Únicamente son los feos, los eternos excomulgados de la rumba y el guateque, quienes cuentan con el tiempo requerido para entrarle como se debe a las aventuras de Don Quijote y su escudero.
Es triste admitirlo, pero nadie en su cama reclama la presencia de un agudo conferencista ni mucho menos de un erudito en pintura medieval; tan sólo se solicita una pareja medianamente instruida en las artes del rascabucheo y la labia graciosa.
Sin embargo, por más bueno que se esté, reconocerse iletrado y analfabeta funcional siempre supondrá un alto costo social para el individuo, y un motivo de vergüenza para sus familiares y amigos. El idealismo propio de toda sociedad le exige a sus hijos que se esmeren en ser algo más que simples amasijos de músculos o monumentos vivientes de curvas y turgencias. También les exige que piensen y acumulen cierta cultura para el adorno de su expresión oral y escrita, de manera que el verbo se muestre en consonancia con la hermosura exterior.
Existen varios truquitos para simular el don de la inteligencia y la cultura sin necesidad de acudir a los temidos libros. A continuación les indicamos algunas de las estrategias utilizadas por algunos simuladores para aparentar que nacieron con un exceso de sustancia gris:

USE LENTESEs muy antiguo el razonamiento que tiende a relacionar el uso de lentes con el hábito del estudio. Basta abrir la crónica roja de cualquier diario para notar que ninguno de los malandros fotografiados usa anteojos. Todo choro con problemas visuales lo matan chiquito. Nadie que porte un “culo de botella” se embarca en el acto suicida de robar un banco. Ningún delincuente desea correr el riesgo de que, en pleno atraco, su ceguera le juegue una mala pasada y termine encañonando a un cajero automático; máquina que sólo le entregará el dinero si previamente el antisocial ha ingresado los dos últimos dígitos de su cédula de identidad.
Nos hemos acostumbrado a que llevar lentes y ser apodado “cerebrito” sea la misma cosa. Pareciera que la miradera de pornografía en internet no tiene efectos degenerativos en la vista. Según la cultura popular, sólo podemos llegar a la miopía y el astigmatismo a través de los tortuosos caminos de la lectura de ensayos y novelas. Sin embargo, no todos los espejuelos son iguales. Las gafas oscuras transmiten una imagen reñida con la inteligencia. Detrás de unos lentes de sol se ocultan los ojos vidriosos del amanecido, el párpado moreteado de la víctima o la amenaza endémica de la conjuntivitis.
En el caso de los anteojos grandes y transparentes al estilo Paulina Rubio los resultados no son mejores, ya que son asociados con conceptos frívolos y mundanos como la rumba y el fashion emergency. Por eso sugerimos el uso de lentes de esferas pequeñas al estilo del Harry Potter. Finalmente, recomendamos siempre mantener la pose intelectual, y no ceder a la tentación de abrir la bocota. Recuerde que la magia está en la varita, no en los lentes.

CARGUE SIEMPRE UN LIBRO CONSIGOEs un error muy frecuente el pensar que sólo nos comunicamos con los demás cuando hablamos y escribimos. A menudo se olvida que nuestros cuerpos también expresan mensajes. Basta ver la Gaceta Hípica doblada en el bolsillo trasero de un pantalón para inferir que esa persona es amante del juego de caballos. Basta ver un diario de formato tabloide aprisionado en una axila para concluir que ese sujeto es aficionado a los sorteos de lotería.
El que lleva un libro consigo siempre está en una vaina. Es un sujeto superior, que no se detiene en el bajo mundo del chisme o en la socialización forzada de las colas de espera. De ahí la importancia de siempre llevar en la mano una obra que “delate” lo más íntimo de nuestra personalidad. No hay que alarmarse: No hace falta leerla, con mostrarla es suficiente. Lo mejor del caso es que podemos ser todo lo camaleónico que deseemos. Ahí están los comunistas que se la pasan con libros de Marx que jamás han leído (a juzgar por sus declaraciones). Ahí están los neoliberales que se la pasan con libros de Adan Smith y Milton Friedman que nunca han revisado. Anímese usted también: métase a postmoderno sin achicharrarse las neuronas con Noam Chomski.

LLEVE FOLLETOS DE CHARLAS Y EXPOSICIONES
Esta opción es ideal para personas con problemas de hernia discal, que no pueden darse el lujo de cargar todo el día con los dos tomos de Los Miserables o Los Hermanos Karamazov bajo el brazo.
La idea es ir recopilando todo tipo de catálogo artístico que llegue a nuestras manos. Un valioso universo de material P.O.P que revelará nuestra presencia comprometida en exposiciones, muestras pictóricas, talleres literarios, presentaciones de libros, declamaciones y conciertos. Nadie osará poner en duda el carácter profundamente intelectual de un ser que, más que una persona, asemeja una nutrida y muy colorida cartelera cultural.
Eso sí, ándese siempre con cuidado -ojo pelao-, ya que en todo momento corre el riesgo de tropezar con un volante arteramente espolvoreado de burrundanga. En verdad que sería una calamidad que usted termine desnudo, maniatado y sin papeles en un hotelucho de cuarta categoría.

HABLE PLANTEANDO INTERROGANTES
La pregunta es el primer peldaño en la escalera del saber. Sócrates construyó toda una filosofía sólo con preguntas (el denominado método de la mayéutica, versión griega del criollo “¿y tú que le dijiste? y ¿el qué te dijo? y ¿tú que le dijiste? y ¿el qué te dijo?”).
A menudo el conocimiento nace de una angustiosa interrogante. Quién se pregunta se comporta como un ser reflexivo. Y donde hay reflexión -¡eureka!- hay inteligencia. Anímese y haga la prueba, reúna a un grupo de amigos y diga: “¿Pero qué es el amor? ¡Pudiésemos preguntarnos!” (en este punto, usted hace una pausa para crear la denominada atmósfera narrativa, y de paso para pensar sobre la continuidad de su conversa) “¿Acaso la unión física y espiritual de dos seres humanos? ¿Pero pueden dos soledades hacer una compañía?...”
Lo dicho: sólo hay que preguntar con clase y estilo. Ya saldrá un sabiondo desesperado por aportar las respuestas...

ADMINISTRE LOS SILENCIOS
Recuerde la profecía de camionetica: el bruto grita, el inteligente habla y el sabio calla. Gerencie sus silencios. Haga como el personaje del famoso cuento El diente roto, que de vaina llegó a presidente de la República.

ESCUCHE ACTIVAMENTE
Otro expediente, que por manoseado no debemos despreciar, es el gesto instintivo de frotarse la barbilla mientras se dirige una profunda mirada a la persona que nos habla; todo ello con esporádicos y alternativos movimientos de asentimiento, duda o asombro. Hay quienes redoblan la apuesta: fruncen el ceño y se aventuran a repetir las tres últimas palabras de su interlocutor, aunque sin abusar.
Lo más importante para destacar es que, aunque parezca contraintuitivo, el mejor conversador es el que habla menos. Quién lo diría: Basta con no interrumpir para pasar por culto y educado.

LEA CONTRAPORTADAS Y RESÚMENES DE OBRASSe ha sabido de personas que sólo necesitaron leer y caletrearse unas cuantas contraportadas de libros famosos para llegar a la presidencia de la República, la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia o la animación de un programa de televisión. Se trata de una excelente estrategia, que sólo entra en crisis cuando la persona se anima a tirar flechas sobre otras partes de la obra, como por ejemplo, el índice, el prólogo o la conclusión.

VOLTEE PALABRAS PARA CONSTRUIR FRASES INGENIOSASEn oportunidades sólo hay que cambiar el orden de dos palabras en una oración (quiasmo) para dar con líneas verdaderamente brillantes. Sino que lo diga el señor Ricardo Arjona, un salsero erótico que ha logrado pasar por trovador postmoderno a punta de frases con términos intercambiados. ¿Un ejemplo? Por supuesto: “Señora, no le dé años a su vida, déle más vida a sus años, que es mejor”.

APELE A LA CITA CULTUROSA
Y, finalmente, siempre contamos con la opción de aprovecharnos de la inteligencia ajena, gracias a pensamientos famosos sacados de agendas y calendarios de taco. Citar, es como dice el mexicano Gabriel Zaid, una forma presuntuosa de callar, de ceder la voz propia. Yo no puedo evitar caer ante esta tentación, y hago mías las palabras del famoso novelista Oscar Wilde: “La gente no quiere que se le eduque; sólo quiere que se le tenga por educada”.

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6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vampiro, Vampiro, este paso al top 5 de mis favoritos, brutal, excelente, que poco creativo me siento cuando leo tus articulos, un abrazo fuerte amigo Vampiro.

11:38 p.m.  
Blogger Inos said...

Se le olvidó, amigo vampiro, el barniz culturoso que da el hecho de pararse a hojear libros en alguna librería de enjundia ("Las Novedades" no vale) y poner el ceño adusto mientras se pasan las páginas de títulos como "Crítica de la Razón Pura" o "La Montaña Mágica". Abstenerse de hojear ejemplares de "El Código Chávez", "Reflexiones sobre el Liberalismo" de Ramos Allup o cualquier cosa que firme Paulo Coelho.

También va este post a mi "top ten" particular.

Saludos.

9:27 p.m.  
Blogger Tecnorrante said...

Leo esto casi un año después de haber sido escrito, e igual lo he tenido que agregar a mis favoritos (reconozco que una cosa no tiene que ver con la otra, pero no me salió nada más inteligente)

Buenazo.

7:51 a.m.  
Blogger Emphaya said...

jum, mentira,
yo si estoy bien buena.
Hago mis abdominales mientras leo a Dostoyevski

8:42 a.m.  
Blogger Jeanfreddy Gutiérrez said...

No lo conocía, y pasé por recomendación de Juliana Boesner. Excelente, me tomé la libertad de responder y parafrasear este post para el suplemento dominical Eva´s del diario El Siglo de Maracay para este domingo, citando por supuesto la dirección completa del mismo. Saludos.

1:26 p.m.  
Blogger Ada said...

Excelente articulo, conozco a unos cuantos así, faltaron los que se ven las películas y dicen que se leen los libros, los que buscan que los llames "nerd" o "intelectual" para fingir modestia jajaja. Felicitaciones, esto aun tiene vigencia!

12:07 a.m.  

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