jueves, abril 23, 2015
Si la benevolencia ajena me permite parafrasear
una famosa cuña publicitaria, puedo afirmar que mientras el lector destina
parte de su tiempo a la lectura de estas líneas en cualquier lugar del mundo
alguien está usando un Durex. En cualquier lugar, menos en Venezuela.
Las mujeres venezolanas tienen cada día mayores
probabilidades de vivir situaciones embarazosas, porque los anaqueles de las
farmacias y de los supermercados están fallos de condones. De seguir así, el
mes de diciembre será literalmente el mes de la paridera y las personas
gastarán las cuatro lochas que obtengan por concepto de utilidades en el pago
de los gastos de los partos, porque sabido es que las empresas aseguradoras no
corren con la totalidad de las facturas causadas por la llegada del ave picuda.
Así como acuñaron la frase «acaparamiento
doméstico» para referirse a la causa última de la escasez, el gobierno y sus asesores
propagandísticos no tardarán mucho en relacionar la falta de preservativos con el «acaparamiento ninfómano» de las amas de casa que, urgidas de aplacar
los furores de una «sexualidad nerviosa», vilmente inducida por una canalla mediática y
pornográfica, salieron en patota en búsqueda del vital látex.
Pero a mí me «látex» que esta situación
embarazosa se va a tornar mucho más complicada, porque mientras escasea el
condón abunda el viagra y este dato no es moco de pavo. De hecho, cualquier
damisela, con hábitos sexuales normales, puede dar fe que bastante más difícil
que hacerse de un preservativo de calidad resulta salir zafa de las demandas
carnales de un viejo lujurioso devenido íncubo, como consecuencia de las alteraciones
psicológicas propiciadas por el priapismo farmacológico.
Algunos gurúes de la planificación familiar dicen
que las esperanzas no están del todo perdidas y sostienen que el «método del
ritmo» constituye un buen método anticonceptivo, siempre y cuando el ritmo en
cuestión no se trate de reguetón. Porque entre perreo y perreo se cuela el
deseo...
La falta de condones hay que analizarla en el
contexto de un Estado, si se quiere, escasamente «preservativo». A diario vemos
noticias que ponen de manifiesto los problemas que afrontan las autoridades
para preservar los derechos fundamentales de la ciudadanía: el derecho a la
vida, el derecho a la salud, el derecho a la educación, el derecho al trabajo, el
derecho a la vivienda.
En fin, ¡no
hay derecho a tanta incumplidera de derechos! Y no nos vengan con el cuento de que
la culpa de la mala situación de los derechos es de la derecha, pues tal
señalamiento sería algo siniestro, porque sus representantes gobiernan en pocos
estados y municipios.
La revolución bolivariana, la misma que creó un polémico
viceministerio para la felicidad, se jacta de ser puro amor; sin embargo, no se
cansa de hacerles imposibles la vida y el sexo seguro a los amantes. Y si bien
es verdad que las elecciones presidenciales acontecen cada seis años, no es
menos verdadero que las erecciones tienen lugar casi a diario y hoy la patria
descubre con alarma el hecho de que no hay condones para tanta gente.
En Venezuela lo único que el Estado medianamente
preserva son los trescientos dólares para compras en internet (aunque
intentaron aprobar un uso fraccionado de las divisas) y este año quien no se
gaste este cupo en preservativos sin duda deberá hacerlo en pañales...
2 Comments:
A lo mejor mi querido Vampi es una estrategia que vincula la extrema izquierda revolucionaria creadora de divinidades con la extrema derecha católica creadora de capitales para que la población no merme por las migraciones que crecen cada año; así que el hecho de no haber condón se lo debemos al "Opus Dei Mesmo Rebolusionario"... te podría enviar algunos desde Japón pero, no sé si haya para Vampiros...
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