jueves, febrero 16, 2012

Quedaron locos

Los maestros del fraude, los mismos que con menos votos sacaron más diputados, alzaron su voz para cuestionar la legitimidad de las elecciones primarias de la oposición. Lo hicieron acaso sin advertir (tal fue la magnitud del mazazo propinado por la Venezuela democrática) que con su denuncia arrojaban serias dudas sobre el comportamiento del tan venerado y supuestamente objetivo Consejo Nacional Electoral.
Minutos después de que Tibisay Lucena ofreciera una rueda de prensa para preservar su honorabilidad de rectora de un poder público nacional, en el Tribunal Supremo de Justicia, específicamente en la Sala Constitucional, el magistrado Francisco Carrasquero, jurista de «tramparente» trayectoria, autor de la famosa tesis del derecho revolucionario, ordenaba a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana proceder al embargo de los cuadernos electorales de las elecciones primarias.
La medida, evidentemente dictada para revivir el oprobioso expediente de la «lista Tascón», resultó de imposible aplicación porque los representantes de la Mesa de la Unidad Democrática cumplieron con la promesa de eliminar cualquier documento que revelase la identificación de las personas que votaron en la consulta del pasado domingo.
El nerviosismo del gobierno chavista constituye la mejor prueba del logro de las fuerzas democráticas. Ya se acabó el monólogo. Hugo Chávez ya no está solo en la arena del debate público. Más de tres millones de venezolanos perfilaron, con su participación en las elecciones primarias, el rostro definitivo del líder político llamado a poner fin a catorce años de militarismo y comunismo disfrazado.
Las primeras declaraciones del candidato de la unidad democrática, Henrique Capriles Radonski, despiertan confianza y optimismo. En sus palabras no hay lugar para los reconcomios históricos ni los absurdos fanatismos ideológicos («Si quieres discutir con tu adversario político, no utilices su lenguaje», nos advierte George Lakoff, especialista en lingüística cognitiva). Su propuesta es sencilla: retomar el camino del progreso, mediante la creación de empleos de calidad, el fortalecimiento del sistema educativo, el impulso a la actividad empresarial, la ampliación de los programas sociales y la recuperación del modelo de descentralización administrativa. Dios estará con él y con nosotros.
Pero el mandado no está hecho. La revolución neototalitaria de «masa crítica», la dictadura de falsos e inocuos espacios de participación controlada, no se quedará de manos cruzadas. La jugarreta jurídica del magistrado Carrasquero es apenas un movimiento en el tablero de la política nacional. No hace falta hurgar en las centurias de Nostradamus para avizorar como, en los próximos meses, seremos testigos del grosero ventajismo electoral de quien usa el entramado de instituciones como un mero tinglado. De hecho, el dictador ya regurgitó: «El majunche tiene unos asesores que le han dicho que no debe confrontarme y yo te digo: majunche tienes que confrontar a Chávez porque la cosa es conmigo, y me tienes que confrontar con ideas porque Chávez es el pueblo. Mientras más te empeñes en disfrazarte más te vas a conseguir conmigo, todos los días del mundo, ¡majunche! No me vas a poder evitar. La confrontación con Chávez no la vas a poder evitar porque es la confrontación con los patriotas, la patria y la dignidad nacional. Una de mis tareas, señor majunche, va a ser quitarte la mascara, porque por más que te disfraces, majunche, tienes rabo de cochino, orejas de cochino y roncas como cochino. ¡Eres un cochino! (…) Majunche irás a gobernar a la tierra de Tarzán y la mona Chita».
Qué lástima que un líder que contó con el fervor de grandes sectores de la población, que llegó a encarnar los deseos de reivindicación simbólica y real de los hombres y mujeres más necesitados, haya desaprovechado la oportunidad histórica de servir a su patria. Hoy, más que un estadista, el teniente coronel Hugo Chávez transmite la tristérrima imagen de un obseso con crisis histérica que no puede soportar la pérdida de su fetiche: el poder absoluto, el mismo que, según el historiador Lord Acton, corrompe absolutamente.

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1 Comments:

Blogger Señorita Cometa said...

excelente amigo vampiro...como siempre. Y que dios nos ayude a construir...

5:39 a.m.  

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