jueves, febrero 01, 2007

No eres tú, es él

Ahora los amantes también tienen su sicario. Un verdadero profesional del adiós. Uno que despacha a sus víctimas con la suavidad de las palabras. Le llaman el Terminator: un mensajero que alquila sus habilidades histriónicas y discursivas, a fin de llevar a cabo la siempre dolorosa ruptura de relaciones afectivas. Porque, como bien nos advierte un chiste muy extendido, a partir de cierto punto ya no es amor, sino incesto.
La explicación de este novedoso servicio nos la da el mismísimo propietario del negocio, el alemán Bernd Dressier: “Sea en Londres o en Bogotá, Munich o Buenos Aires, a todos nos pasa un poco lo mismo. La mayoría de nosotros, cuando decidimos terminar con una relación, no queremos continuar con nuestra ex pareja, ni como amigos ni como nada. Por eso, a cambio de un poco de dinero, una persona, el Terminator, va a la casa de la media naranja y le informa que todo se acabó”.
El empresario señala que en aquellos casos en los cuales haya existido una convivencia hogareña, el Terminator ofrecerá, a manera de valor agregado, la posibilidad de trasladar los efectos personales del cliente hasta el nuevo domicilio. De esta manera, queda anulado cualquier intento de victimización o manipulación psicológica planeado alevosamente por el otrora objeto del deseo.
“El servicio ya está disponible en cinco idiomas. El Terminator tiene la capacidad de brindarle al infortunado o infortunada las razones que justifican la separación, y de seguidas ofrece un conjunto de opciones para la finalización de la relación. Todo es transparente. No nos enriquecemos con la miseria ajena. Nosotros sólo somos los mensajeros”, comenta Dressier.
Siempre ha sido abundante el catálogo del abandono. Seguramente cada uno de nosotros se ha topado, a lo largo de su vida, con dos o tres explicaciones que buscan dar debida cuenta del porqué lo que soñábamos eterno no llegó a conocer siquiera dos primaveras.
En la cúspide del ranking de justificaciones campea la popular frase “no eres tú, soy yo”, seguida muy de cerca por las ya clásica “necesito mi propio espacio” y “estoy confundido (a)”. Sin embargo, la más despreciable del acervo es aquella que ensalza nuestra supuesta nobleza e inteligencia, para luego concluir invariablemente diciendo: “Tú eres demasiado... (Ponga aquí la palabrota de su preferencia). Yo no te merezco”.
Un personaje de Javier Marías asegura que “el sexo es el lugar más seguro”. Sin embargo, la experiencia cotidiana nos indica que el amor y la atracción física son subyugantes manifestaciones del poder, y como tales están sujetos a períodos de normalidad, pero también de sacudidas, de sobresaltos. También el corazón sabe de insurrecciones.
Lo amoroso como un dominio inestable; como un reino cuyos ciudadanos se ven amenazados, tal vez sin saberlo, por la advertencia formulada, tiempo ha, por ese gran estudioso del poder, Aristóteles: “Todos los gobiernos mueren por la exageración de su principio”. O lo que es lo mismo: mañana te botarán por la misma razón por la cual hoy te aceptan. Tú lo iniciaste. Tú lo terminas.
Y es que como escribió Oscar Wilde, en la Balada de la Cárcel de Reading: “Todos los hombres matan lo que aman / que lo oiga todo el mundo / unos lo hacen con una mirada amarga / otros con una palabra zalamera / el cobarde con un beso / ¡el valiente con una espada!”.
Y el penoso, apuntamos nosotros, con un Terminator.

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1 Comments:

Blogger Inos said...

Amigo Vampiro, tal Terminator tendría que ser verdaderamente indestructible para enfrentar las iras de una fémina despechada... XD

Salu2.

9:09 a.m.  

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